Cortar la relación con los combustibles fósiles

“No soy yo,
eres tú”

La evidencia es irrefutable.

No podemos abordar la crisis climática sin considerar el verdadero coste de nuestra dependencia a las industrias del petróleo, del carbón y del gas.

Cada año se gasta un promedio de USD 423 mil millones de fondos públicos en subsidios a los combustibles fósiles y, a pesar de los compromisos internacionales, los subsidios no se están reduciendo gradualmente, sino que están aumentando.

A este ritmo, desde que ingresaste a esta página…

$

de los fondos públicos se gastaron en combustibles fósiles.

Y ese número no incluye las "externalidades", es decir, los extras que pagamos por los efectos colaterales, como la contaminación del aire, así como los costos de las tormentas e incendios cada vez más violentos.

No sólo se cobran vidas (la contaminación del aire mata a siete millones de personas al año y más de 410.000 personas han muerto en tormentas catastróficas en la última década), sino que suman más billones de dólares.

El mensaje es claro: en el siglo XXI estamos pagando y pagando y pagando de nuevo por nuestra paralizante dependencia de la tecnología del siglo XIX. Del mismo modo que cientos de millones de personas viven en la pobreza, el precio de la energía renovable y limpia está cayendo.

Nuestras prioridades deben cambiar si queremos tener un hogar, al que llamamos Tierra, justo y habitable.

Más de 410.000 personas han muerto en tormentas catastróficas en los últimos 10 años.

Despejar los obstáculos

Los subsidios a los combustibles fósiles son un obstáculo importante para nuestros objetivos climáticos y de desarrollo sostenible porque fomentan la inversión en contaminación y desalientan las energías renovables.

En cambio, los billones de USD gastados en tecnologías antiguas se pueden utilizar para combatir la desigualdad, construir redes de seguridad social, promulgar la cobertura sanitaria universal y facilitar la transición a economías de energía limpia que reducirán los gases de efecto invernadero, lo cual mejorará la salud y el bienestar de las personas.

Alejarse de los subsidios es un paso fundamental para mostrar el verdadero coste del uso de combustibles fósiles, tanto para la sociedad como para el medio ambiente. Pero la reforma no está exenta de riesgos. Si se planifica mal, puede provocar aumentos de precios que afecten de manera desproporcionada a los hogares más pobres e incluso pueden incrementarse las desigualdades.

Hacer los cambios de forma rápida y justa

Debemos alejarnos de los combustibles fósiles de manera estratégica y oportuna, pero sin subestimar el desafío que esto implica. Es importante actuar lo más rápido posible al tiempo que se garantiza la justicia y la equidad en cada etapa del proceso.

Es hora de que los gobiernos y los mercados diseñen sus estrategias con mayor compromiso y aseguren que el ahorro reduzca las desigualdades y brinde protección social a los más vulnerables.

El PNUD está especialmente cualificado para ayudar a los gobiernos a implementar reformas de precios de la energía que sean económicamente viables y socialmente justas. La pandemia ha abierto una nueva puerta para que los legisladores actúen para evitar las consecuencias catastróficas y enormemente desiguales del cambio climático.

Pasar a la acción

El mundo gastará billones de USD para recuperarse de la COVID-19. Esta inversión construirá las economías verdes del mañana, que están alineadas con las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional del Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

El impulso internacional está creciendo y los líderes mundiales solicitan unir esfuerzos mientras la ONU ha empezado este año una serie de acciones para pasar a la acción, incluido el Diálogo de alto nivel sobre energía en la primera cumbre mundial de energía de las Naciones Unidas en 40 años.

Más gobiernos están recibiendo ingresos de la fijación de precios del carbono, dinero que podría usarse para compensar la pérdida de ingresos por combustibles fósiles, que ascienden a alrededor de USD 1,1 billones cada año.

Empoderar el
futuro

La energía limpia está creciendo rápidamente, incluso en países en desarrollo y frágiles.

Los pequeños estados insulares como Mauricio y Seychelles han desarrollado objetivos ambiciosos de energía limpia.

A pesar de estar devastado por el conflicto y la inseguridad, Yemen está aprovechando su clima cálido y seco para invertir en energía solar.

Y los programas de energía solar en Sudán tienen doble efecto al proporcionar a las familias electricidad confiable a la vez que reducen la necesidad de cortar árboles para obtener combustible.

Pero el cambio completo hacia una economía verde requiere un enfoque sistémico en todos los niveles de la sociedad.

El futuro es
verde

Reducir gradualmente los combustibles fósiles y pagar impuestos por el carbono estimulará el crecimiento y la innovación.

Los estudios muestran que la medida podría proporcionar hasta 10 años de gasto en innovación e infraestructura ecológicas, lo que generaría crecimiento y nuevos puestos de trabajo más estables.

Las predicciones meteorológicas devastadoras no son inevitables. Los días de clima extremo se pueden reducir a la mitad tanto en los países ricos como en los pobres si el Acuerdo de París se lleva a cabo. Todavía estamos a tiempo de trabajar para tener un impacto ingente, limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados y reducir el número de personas que corren el riesgo de caer en la pobreza en varios cientos de millones para 2050.

Es imperativo que reformemos los subsidios a los combustibles fósiles. Estas enormes sumas de dinero deberían y deben utilizarse no para seguir cavando nuestras propias tumbas, sino por el bien de toda la humanidad.

Crédito de las fotos, de arriba abajo: Mike Marrah/Unsplash, PNUD República de Mauricio/Stephane Bellerose, PNUD Mauritania/Freya Morales