COVID-19
y Objetivos
Mundiales

Cómo una pandemia podría alterar la “hoja de ruta” de la humanidad

La pandemia del coronavirus nos ha mostrado un nuevo mundo: uno en el que el statu quo ya no existe.

Actualmente, millones de personas padecen un inmenso sufrimiento a causa de un virus que agobia nuestros cuerpos y nuestras economías. Sin distinción entre ricos y pobres, la pandemia nos ha obligado a replantearnos casi todos los aspectos de nuestros modos de vida.

Además, los efectos de la COVID-19 apenas están comenzando a sentirse. El PNUD estima que el desarrollo humano global —la medida combinada de los niveles de educación, salud y calidad de vida— va camino de retroceder este año por primera vez desde que comenzó a calcularse en 1990.

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Actualmente, el 60 % de los niños en el mundo no reciben una educación debido a los cierres por COVID-19, una tasa que las comunidades no han visto desde la década de 1980.
Foto: PNUD Iraq/Alex Potter
“El mundo ha sufrido muchas crisis en los últimos 30 años, incluida la crisis financiera mundial de 2007-2009. Todas han golpeado con fuerza al desarrollo humano, pero, en general, cada año se han logrado avances a nivel mundial. Con su triple impacto en la salud, la educación y los ingresos, la COVID-19 podría alterar esta tendencia”.
Achim Steiner, Administrador del PNUD.

La Agenda 2030

La pandemia presenta un enorme desafío y, a la vez, ofrece grandes oportunidades para hacer realidad la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Los ODS son una hoja de ruta para la humanidad. Abarcan prácticamente todos los aspectos del bienestar de las personas y del planeta y, de alcanzarlos, permitirán que todos llevemos una vida estable y próspera y garantizarán la salud del planeta.

Este año los ODS han recibido un duro golpe, uno que tendrá grandes repercusiones durante varios años.

Pero la pandemia también nos revela lo que ya es inherente a los ODS: los desafíos que enfrentamos no pueden superarse de manera aislada.

Según nuestras evaluaciones socioeconómicas, basadas en las conclusiones de los informes de más de 70 países y cinco regiones, pese a estar transitando las primeras etapas de la pandemia, la mayoría de los países en desarrollo ya afrontan sus efectos negativos.  

Community workers in protective suits talking to women in front of the dwelling
Trabajadoras comunitarias sensibilizan acerca de la prevención de COVID-19 y distribuyen un paquete de higiene a una familia de bajos ingresos en Bangladesh. El PNUD, con el apoyo de DFID y el gobierno de Bangladesh, está desplegando US$1,5 millones en ayuda de emergencia para 50.000 familias urbanas pobres.
Foto: PNUD Bangladesh/Fahad Kaizer

Buena salud

Incluso antes de la crisis, el mundo no estaba bien encaminado para garantizar la atención médica de todos para 2030.

Ahora, los impactantes logros alcanzados en los últimos años, como la disminución de la mortalidad materna e infantil, los cambios en la tendencia del VIH/sida y la reducción a la mitad de las muertes por malaria, se ven en riesgo. Incluso podríamos llegar a tener reveses preocupantes, no solo debido a esta enfermedad, sino también por los efectos indirectos de la interrupción de las campañas de vacunación.

Hambre cero

En los últimos 20 años, el número de personas subalimentadas se redujo casi a la mitad. Tanto Asia Central y Meridional como América Latina y el Caribe han logrado enormes avances. Aun así, en 2017 había 821 millones de personas que sufrían de desnutrición crónica.

La COVID-19 ha sacado a la luz las deficiencias de las cadenas globales de suministro de alimentos, y ha hecho que en los países frágiles, como Yemen, donde, pese a la asistencia humanitaria, 15,9 millones de personas se despiertan con hambre cada día, millones de personas más padezcan un mayor sufrimiento.

Fin a la pobreza

Si bien el rápido crecimiento económico de la India y China ha permitido que millones de personas salgan de la pobreza, en 2015, unos 736 millones de personas aún vivían con menos de US$ 1,90 por día.

Actualmente, Oxfam calcula que la crisis podría volver a sumir en la pobreza a 500 millones de personas.

El ODS 1 es la base de los Objetivos Mundiales. La crisis ha hecho que ese Objetivo sea más difícil de alcanzar, pero, al mismo tiempo, ofrece una oportunidad para revolucionar el desarrollo por completo.

Trabajo decente

Cerca de 1.600 millones de personas trabajan en el sector informal, es decir casi la mitad de la fuerza de trabajo mundial. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha informado de que existe el riesgo inmediato de que se destruyan los medios de vida de esas personas.

Según la OIT, más de uno de cada seis jóvenes han perdido sus empleos desde el inicio de la pandemia, y los que aún lo conservan han sufrido una reducción de su jornada laboral.

Como la agencia que lidera la respuesta socioeconómica a la COVID-19, el PNUD colaborará con socios del sector público y privado para alentar un crecimiento integrado en el que realmente nadie se quede atrás.

Educación de calidad

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) calcula que unos 1.250 millones de estudiantes se ven afectados por los confinamientos. El PNUD estima que el 86 % de los niños de los países en desarrollo en edad de asistir a la escuela primaria no están recibiendo una educación.

La pandemia ha puesto de relieve una vez más la brecha digital y el derecho al acceso a Internet, en particular para las personas de las zonas rurales.

El PNUD estima que cerrar la brecha digital reduciría en más de dos tercios el número de niños y niñas que actualmente no reciben una educación por el cierre de las escuelas. 

Instituciones sólidas

Ya se han aplazado al menos 18 elecciones y referendos nacionales. En algunos casos, esto puede hacer que aumente el riesgo de disturbios. Los Gobiernos, en particular los que se encuentran en entornos frágiles, se ven sometidos a una presión sin precedentes para brindar servicios digitales y protección social, y actuar de una manera que promueva la cohesión social, al tiempo que se respetan los derechos humanos y el estado de derecho.

Un miembro de la red de voluntarios de Karbala entrega alimentos a una familia vulnerable. La red de voluntarios se formó a través de un programa de Voluntarios de las Naciones Unidas (VNU) y un proyecto del PNUD, inspirando un sentido de voluntariado fortalecido a través de pequeños proyectos comunitarios.
Foto: PNUD Iraq/Abdullah Dhiaa Al-deen
Men handing full plastic bag over to women over threshold

La doble
hélice

Los científicos han advertido durante años de que la deforestación sin restricciones, el comercio ilegal de especies silvestres y las enfermedades transmitidas de animales a humanos desencadenarían una pandemia incontrolable. Por ello, para restablecer el equilibrio entre las personas y el planeta y ayudar a los países a recuperarse, es fundamental invertir en economías verdes.

Como una doble hélice, los ODS y la respuesta a la pandemia de la COVID-19 están interrelacionados y no pueden llevarse adelante aplicando un enfoque fragmentado.

En nuestra función como entidad que integra los ODS estamos ayudando a los países a superar todos los desafíos asociados a la COVID-19, tanto del ámbito privado como público.

El PNUD está dejando el pasado atrás. La pandemia nos ha permitido hacer lo que en algún momento era casi inimaginable: rediseñar el modo en que trabajamos. 

Mayores objetivos y medidas más audaces

El PNUD está especialmente preparado para solucionar problemas complejos, como lo demuestra nuestra respuesta exitosa a la estabilización iraquí.

En Angola, estamos ayudando a combatir la deforestación. En la República de Moldova, el ecoturismo climáticamente inteligente contribuye al crecimiento sostenible. Y, desde Belice hasta Belarús, hemos protegido más de 680 millones de hectáreas de tierra y mar en los últimos 20 años.

La próxima fase de la respuesta del PNUD a la COVID-19 consiste en ayudar a los encargados de adoptar las decisiones a mirar hacia el 2030 y gestionar la incertidumbre en la gobernanza, la protección social, la economía verde y la vida en el mundo digital, al tiempo que encabezamos la respuesta socioeconómica de la ONU.

Centrarse en la posibilidad de lograr “algo mejor”

 

Por primera vez en 100 años, el mundo está centrado en un objetivo común: combatir el coronavirus.

Y, en ese contexto, “volver a la normalidad” no es posible, ya que lo “normal” es lo que nos trajo hasta aquí.  La crisis nos ha permitido ver qué tan profunda es nuestra conexión con los demás y con el planeta. La COVID-19 nos está obligando a replantearnos nuestros valores y concebir una nueva esfera de desarrollo que realmente establezca un equilibro entre el progreso económico, social y ambiental como se prevé en la Agenda 2030 y los ODS.

Las soluciones integradas son el único camino que podemos tomar para crear un futuro más ecológico e inclusivo que ayude a los países a alcanzar los objetivos propuestos para 2030.

Women cuts fabric on the table
Kinanata Sali Yaya hace máscaras faciales en su taller de costura en la República Centroafricana. Kinanata compartió: "En cada problema, debemos ver soluciones". Ella se graduó de Ezingo, un proyecto del PNUD en RCA para jóvenes emprendedores.
Foto: PNUD República Centroafricana/Yolanda Romero